domingo, 23 de noviembre de 2014

Renacer


Imagina, salir de tu casa, dirigirte al consultorio médico de tu doctor, en tu mano derecha llevas los resultados de numerosos estudios, previamente realizados a tu cuerpo.

Al llegar al consultorio, la secretaria, te recibe con una gran sonrisa, te hace pasar inmediatamente con el doctor, quien ya te espera, saludas y te sientas frente a él, no sin antes entregarle el sobre con los estudios.

El doctor lentamente interpreta uno a uno cada papel, que muestra los resultados de tu situación, levanta su cabeza y dirige hacia ti una fuerte mirada, es entonces cuando, de manera disfrazada y sutil te informa que tienes una enfermedad incurable y que tus días están contados.

El impacto de la noticia siembra en ti, mil y un sentimientos que comienzan a vibrar por todo tu ser.

Los días comienzan a pasar rápidamente, hasta llegar a la fecha terrible de tu ya tan anunciada muerte, poco a poco tu cuerpo, tu alma, se fueron desgastando, perdiendo la fuerza para seguir viviendo. Ahora empiezas a entrar en un estado de profundo sueño que te hace sentir una paz indescriptible, tu alma sale de tu cuerpo, estás observándote sobre de él, es el momento del adiós, de despedirte de tu vida, para seguir aquel camino lleno de luz que se ve a lo lejos.

Comienzas a avanzar, a cada paso que das sientes mayor tranquilidad; conforme avanzas, la luz es cada vez más intensa, finalmente llegas a la presencia de un ser dotado de luz, paz, energía, amor, te sientes acogido por este ser; quien te dice sentirse feliz, porque de nuevo has regresado a casa, pero que aun te falta una misión por cumplir en el mundo, y tú eres la única persona capaz de llevarlo a cabo, por lo que te bendice y te pide regreses de nuevo por el camino de luz.

Inicias el camino de vuelta a la vida, poco a poco, este camino de luz se va apagando, y tú lo vas dejando detrás, hasta nuevamente estar dentro de tu cuerpo.

Comienza a sentir uno a uno los dedos de tus pies, tus piernas, tus rodillas, tus manos, tu corazón, tus ojos, tu boca, tus oídos; date cuenta, que eres un ser humano lleno de virtudes, que te permitirán salir adelante, pero también date cuenta, que tus defectos te ayudaran a crecer, aprender y a madurar a lo largo de tu vida.

Disfruta lo que la vida te ha dado por ser tan generoso. Disfruta cada una de las partes de tu cuerpo, valora lo que puedes hacer con ellos, así como los dones que tienes, tus limitaciones, tus sentimientos, tus pensamientos, etc.

Te invito a Renacer como el Ave Fénix en esta vida, tal vez aún, tu misión no ha sido cumplida y es tiempo de que eches a andar todos los elementos disponibles que tienes para lograrlo.

Cada persona es única e irrepetible, con el gran compromiso de llevar a cabo una misión muy importante durante su vida.

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